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enero 3, 2021Marcelo Espíndola | De un tiempo a esta parte | Entrevista
enero 30, 2021“Veneno Libre”, entrevista coral a Seiten Wall, álter ego de Ricardo Tapia. Varios colegas ligados a la música electroacústica y afines, preguntan a Seiten su visión sobre diferentes tópicos ligados al sonido, su historia y su interpretación. Extensas respuestas sin filtro.
En la entrevista podemos leer las preguntas de Mika Martini y sus invitados: Renata Anaya, Gerardo Figueroa, Osvaldo Sotomayor, Renzo Torti-forno y Martín Benavides.
Las opiniones expresadas en esta entrevista son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no necesariamente reflejan los puntos de vista de los entrevistadores o de Ciudad Sonora.
ENTREVISTA
Mika Martini: ¿Cómo llegaste a la música y a convertirte en compositor?
A la música llegue por mi familia. Los recuerdos (que tengo recuerdos) me llevan a los primeros discos escuchados: Survarío del Quilapayún, Jesus Christ Superstar, Machine Head de Deep Purple y cosas de Violeta Parra, Víctor Jara, The Beatles, Bjork, etc.
O esa vez que por la TV, en la señal de la Rock & Pop, estrenaron el videoclip de Revés (“la 13”) de Café Tacuba y fue como “¡qué loco!”, o ver el Yellow Submarine de los Beatles en DVD pirata cuando salió la primera vez en dicho formato.
Aunque las clases de música en básica no me gustaban y las odiaba, ya que la profesora era la misma de inglés y detestaba esa asignatura -de hecho, una vez esa profesora me humilló delante de todos por no saber decir “quiero salir al baño” en inglés. En música también hizo lo mismo, cuando anoté mal unas cosas que había puesto, onda puse la llave de sol en el segundo espacio-. Por lo tanto, odiaba música y esas canciones en inglés (sobre todo las navideñas).
En media cambió todo, ya que el profesor que me tocó era el sensei Juan Valencia (siempre me he preguntado si es el mismo Juan Valencia que Redolés menciona en una de sus canciones, “tarea para la casa”) quien me enseñó a tocar guitarra, cuatro venezolano, algo de piano, solfear a primera vista y algunas cosas teóricas (era el único ramo donde tenía puros 7.0).
Como compositor, debe ser casi igual que con la música, un camino natural, cuando mi hermano llegó con el Fruity Loops 3 demo y yo hacía mis experimentos sonoros locos -que no podían guardarse, solo exportar, por lo tanto solo conservo parte de esos audios-, o el Finale 2002, donde fue la primera vez que llegué a ver partituras; también un grabador súper básico incorporado al PC, donde no podías grabar más de 1 minuto, salvo que apretaras nuevamente «rec» y guardaba todo en 8 bits.
Como no entendía muy bien lo que estaba haciendo con dicho grabador y los programas anteriormente mencionados, todo iba por si me sonaba bonito o no, si sonaba loco o simplemente era resultado de explorar las posibilidades del programa: por ejemplo, con el grabador de 8 bits terminé almacenando una cantidad de canciones (disponibles en https://seitenwall.bandcamp.com/album/mc-sc-de-rt), el que considero mi primer álbum, aunque no lo subí hasta hace poco y solo porque lo encontré dentro de unos CD-R.
Por lo tanto, entrar a estudiar composición para entender en parte lo que estaba haciendo en esos momentos fue algo natural, representó el primer choque con lo académico duro (ya que en media el énfasis iba más por la interpretación)…
Aunque, ahora que lo recuerdo, existían otras opciones para estudiar: veterinario, médico u otra que creo era algo agrícola… Al final, elegí música, el asunto era dónde. Por puntaje, tenía algunas opciones, pero finalmente opté por composición en la (Universidad) ARCIS, si bien me titulé en el (Instituto Profesional) ARCOS.
Renzo Torti-Forno: ¿Qué te inspira o motiva a la hora de componer esta música que haces?
Inspiración, motivación, desafiar a alguien/algo o simple aburrimiento.
Al inicio, fue explorar los sonidos y los softwares de música que tenía (y llevarlos hasta los límites, como el programa de 8 bits, donde pude hacer loops y, gracias a eso, mis grabaciones podían durar hasta 20-30 min). Luego, al entrar a la universidad, fue casi netamente desafiar a Antonio Carvallo y a todos los de la Universidad ARCIS.
Con mis experimentos musicales cortaba las cuerdas de las guitarras. Una vez rompí el micrófono para grabar el ruido que podía generarse. Cuando llegué a estudiar a la ARCIS todo eso era un NOP (claro, cuidar los equipos e implementos, pero sufría, ya que me decían “¿cómo poder conseguir esos sonidos sin tener que hacerlo de esa manera?”. ¿Cómo grabar el agua, por ej., si no me dejaban porque “se podían dañar los micrófonos”?). Sin contar que todo esto se daba bajo una presión que, a veces, encontraba innecesaria, lo que me llevó a pasar todo ese año en un constante desafiarlos con lo que hacía…
Ojo, me iré por las ramas, pero aprovecho para dar un contexto, ya que creo que las cosas se explican mejor si tienes la suficiente información para darte una idea de lo ocurrido y, además, saber en qué situación estaba componiendo mis obras en esos años.
(Antonio) Carvallo pidió hacer un trabajo grupal de 3 alumnos ocupando objetos cotidianos, eligiendo solo 1 objeto y explorar sus posibilidades sonoras. Teníamos solo 2-3 días para armar todo y, a la hora de ver que hacíamos, solo llegamos 2 (el otro nunca apareció). Armamos todo y, cuando nos tocó presentar, el otro tipo simplemente llegó tarde, no hizo nada y se desligó del asunto. Carvallo dijo: “este trabajo era de 3 personas, solo hay 2, les pondré un 2”. Cuando vi que de verdad estaba poniendo esa nota… literalmente, lo agarré a chuchá limpia, tanto a él como al compañero que no participó del trabajo. Carvallo me dijo “acompáñame” y me llevó a hablar con Juan Valladares, a quien también terminé tirando un par de chuchás, ya que si mal no recuerdo, su respuesta fue algo como “era de 3, son solo 2. Es lógico que no puedan sacar buena nota”. (Si tienen dudas, pregunten a Antonio Carvallo y Juan Valladares, para ver si recuerdan esos momentos y ver sus puntos de vista. No creo que los recuerden, o quizás sí).
Desde ese entonces, todo fue desafiarlos, literalmente, en todo lo que hacía (creo que al único que siempre le tuve respeto fue a José Miguel Candela, no recuerdo a otro profesor). Y aunque terminé mal (casi todo los ramos con rojo, sin posibilidades de seguir allí después de echarme un martillito de un piano por culpa de una obra para piano preparado, etc., etc.), aprendí bastante, porque pasaba todo el día metido en la biblioteca, pirateando los álbumes que tenían allí o pidiendo libros de música. Todo esto me generó dudas que debía responder por algún lado: “¿¿el sistema de enseñanza está mal??. ¿¿Lo académico en Chile no sirve???”
Luego en ARCOS la motivación inicial era nula. Llegué con todo lo aprendido en ARCIS a un grupo curso donde muchos no sabían nada, así que tenían que explicar todo de nuevo. Fue solo hasta después de caerme al Mapocho (como lo leen, me caí al río Mapocho, en el sector Parque de los Reyes) y comenzar a pololear que le puse pilas al asunto y mi motivación cambió a aprender todo lo posible, llegando a manejar PureData, Finale y cuanto programa tuviera a mi alcance en esos momentos, al revés y al derecho… (¡anda ahora a acordarte cómo se maneja PD!; debería revisar todo de nuevo).
Y tuve clases con Carvallo nuevamente (¡si, Carvallo hacía clases en IP ARCOS!). Mi disposición esta vez era mostrar que no era el de la ARCIS 2009 y desafiarlo de buena manera, viendo qué tal resultaba todo. Esta vez terminó, digamos, de forma neutral… Allí realmente aprendí de osos polares, escorpiones, prietas con manjar, etc., etc., etc.
Actualmente hago música, ya que es lo más natural que me sale, sobre todo anotar cosas en mapas guías (nos debemos matar el mapa del trap con el proyecto antes llamado GMS/FBW. La última vez que lo intentamos, no pudimos, porque estábamos programados para el 19-10-2019. Por razones lógicas, el mapa terminó apoderándose de todo el día antes). La música en sí es todo para mí: cuando escucho un sonido cualquiera, comienzo casi en piloto automático a inventar cómo podría seguir y unirse con el siguiente sonido que escuché. Por lo tanto, cuando compongo/juego es lo mismo. Es como si, simplemente, plasmara parte de una obra más grande que pasa por mi cabeza constantemente (por eso escucho mucho noise, me sirve para relajarme).
Es así como surgen las cosas: si tengo que hacer algo para desafiar, lo hago; si es por aburrido, lo hago (a Martín Benavides más adelante le explicaré esta parte de componer por aburrido); si es porque me motiva a entender una cosa, también; etc., etc.
Lo mismo para la inspiración, aunque parezca más bien plagio… Me inspiraba en las canciones del Quilapayún o de Los Beatles para hacer muchas de mis obras, literalmente copiaba sus partituras y las ponía en otro orden. Ahora pasé de usar el término “inspiración” a samplear: si algo me gusta y creo que me puede servir, simplemente lo tomo y lo ocupo (me gusta piratear las cosas, aunque es malo.. pero ¿de qué otra forma hubiera podido escuchar obras maestras si no fuera por copias piratas?. Tal vez no me interesaría tanto la música si no hubiera sido por esas copias piratas). También ocupo la inspiración antes de expirar, para repetir nuevamente el ciclo.
Martín Benavides: ¿Puedes contar sobre tu setup, el hardware o cuál es la forma en que trabajas esta combinación de sonidos, cómo fue la grabación del disco «Veneno Libre»?
Mi setup comenzó con un tarro de café, una guitarra, un cuatro venezolano, un bajo eléctrico que me compré en la enseñanza media, un micrófono de notebook y un PC con el programa que guardaba los audios en 8 bits.
Actualmente, mantengo el tarro de café, la guitarra, el cuatro venezolano, el micrófono para notebook (otro, no el mismo, el anterior lo rompí), el bajo, un PC y un Notebook, pero se han agregado en el camino más cosas, sobre todo softwares pirateados para hacer música (y algunos gratuitos). Vuelvo a decir que aunque la piratería es mala en algunos casos, llega a ser la única forma de acceder si no tienes recursos para poder hacer algo.
Pero, básicamente, mi setup para trabajar en mi “estudio” es: un Notebook o el tarro Windows XP, audífonos baratos, una tarjeta externa de sonido que me pega el note (en el XP simplemente no es capaz el equipo), ya que este último es muy pro para una tarjeta tan básica, incapaz de procesar con la rapidez del primero. Esto hace que el note se tienda a pegar cuando la ocupo, pero me sirve, ya que he aprendido cómo funciona y es más cómodo trabajar así que comprar una nueva (más ahora, que no puedes ir a una tienda para verlas y pagar en efectivo).
Los software son varias versiones de FL Studio, Mixxx, Cool Edit Pro, Audacity, Adobe Audition CS6, Live 8 y Live 9, Finale 2002-2009-2011. El resto son App del celular y muchos VST. (Es más simple mi setup de lo que se amaga, hasta con el grabador del celular lo hago, si es necesario)
Los hardware ocupados específicamente para este álbum son Audacity, Mixxx, Live 9 y Adobe CS6.
La grabación tuvo muchos ensayos y errores. No lo puse en el extra que va con el disco, pero tengo aproximadamente 200 horas, un poco más o un poco menos, con obras que descarté por ser muy notorio el ensayo y error… aunque algunas están en estos links:
https://amakondaamus.bandcamp.com/album/s-ptimo-fragmento-la-gran-estafa
https://amakondaamus.bandcamp.com/album/remix
https://amakondaamus.bandcamp.com/album/no-paz
Tal vez algunas sean de un poco antes y otras de un poco después (solo anoté de qué fecha es el primero de los temas realizados hasta el último y los dejé como fechas de grabaciones en el álbum, pero eso no quiere decir que antes y después no siguiera con los ensayos y errores; de hecho, originalmente eran 4 temas, pero descarté 1, ya que rompía eso de “duración estándar de vinilo”) pero todas van así, ensayo y error.
¿Cómo fueron los momentos de creación?: me puse los audífonos y a jugar con los programas (eso es lo otro, no considero lo que hago como componer sino como jugar. Asuar decía “jugar con sonidos” en uno de los LP, creo que es un buen término) y así fui explorando las sonoridades. Claro, en este caso, tenía un estándar y ciertas obras elegidas; en otras, iba sin tener nada, buscando en el momento.
Casi todo lo compongo así ahora último y es más sencillo de lo que parece (por lo menos para mí, lo es). Muchas veces me motiva componer por estar aburrido (como le decía a Renzo, aquí lo explicaré): si estoy aburrido, tomo un lápiz y comienzo a tirar ideas; luego, tomo algunas de esas ideas y veo en que puedo seguir; de allí, las uno con otras (como cuando dije que escucho un sonido e imagino cómo unirlo con el siguiente)… Así puedo ir armando una sección que, muchas veces, termino botando para empezar todo de nuevo; otras, las sigo construyendo y llegan a algún resultado. Así, por ejemplo, hice algunos mapas que presentamos con GMS/FBW… Fue ir tirando ideas de aburrido, pensando en cómo unirlas y qué tan freak se llegaría a ver la situación.
Osvaldo Sotomayor: Conciliador o provocador… ¿es la actitud un mensaje?, ¿dónde te sitúas y por qué?
Provocador, aunque no busco llamar la atención. Muchos confunden que provoco para llamar la atención, pero puede ser que eso sale por mi forma de ser y esa casi innata “maldición” de que mis opiniones generan conflictos y molestia a las personas que las escuchan o leen.
¿Por qué no conciliador?. Sinceramente, no me nace ser el que concilia cosas y, cuando trato de hacerlo, siempre dejo laka, porque digo lo que pienso, sin poner filtros.
La actitud… la actitud es un mensaje de por sí, pero no necesariamente refleja lo que uno quiere: por ejemplo, cuando hice una pregunta a Gabriel Brncic terminé casi expulsado de la CECh (*), por la forma y actitud que se sentía lo que quería preguntar, ya que la forma y actitud con la que fue escrita rompía esquemas y moldes socialmente estipulados como incorrectos y que yo, conscientemente, los pasé por alto, considerando que, como iban los mensajes anteriores, colocar un texto así encajaba en los comentarios y opiniones, lo cual terminó siendo todo lo contrario, ya que, como buen ejemplo, fue entendido por casi todos totalmente diferente a la idea que me llevó a escribir…
Aunque la actitud es un mensaje, no siempre refleja lo que uno quiere, ya que el receptor siempre pone su conciencia y experiencias a lo que recibe, tomando este mensaje (actitud) según su visión y esquema social. Es allí cuando chocamos, ya que los puntos se tienden a tergiversar en diferentes formas (más aún en asuntos que son de texto, puesto que todo se va neutro y cada persona le pone su percepción, onda… si ustedes estuvieran frente a mí, escuchando de mi voz lo que están leyendo, podrían darse cuenta de sutilezas en mi relato que, por escrito, se pasan por alto y generan opiniones diferentes para cada uno que lo lee). Sin olvidar también, si es que existe un intermediario que edite lo que uno diga, te creo que edite para ordenar faltas ortográficas, o ideas sueltas, pero considerar que no corresponde hablar de ciertas cosas, tergiversa aún más las ideas plasmadas, por muy erradas y contradictorias que estas sean, dando otra visión, diferente de lo que cualquier persona quiere decir con sus escritos.
Lo mismo ocurre con la música: la música para el compositor tiene un significado; para el que la interpreta, tiene otro y, para el que la escucha, es otro, por lo tanto ¿es realmente necesario ponerle un contexto a alguna obra?.
Si y no, yo juego con ambas, algunas las hago por simplemente hacer y otras por seguir una idea… pero siempre sé que al final las personas les darán un significado diferente. Por lo tanto, preocuparme en demasía por “el placer de plasmar mi idea musical” no es lo mío -es más, mis notas de programa casi siempre son “saque sus propias conclusiones”-, salvo contados casos donde me explayo y en esos casos es explayando con todo.
De situarme en un lugar… Aunque lo trate de hacer, la gente me termina situando en otro lugar con un propósito y un porqué casi siempre diferente a mi idea original.
Por eso dejo esa tarea a musicólogos como Emilio Adasme, compositores como Alan García o ustedes mismos, que están leyendo esto, así pueden situarse en un lugar con un propósito y un porqué que vaya a lo micro (todo lo escrito refleja un contexto y una opinión que ustedes pueden tomar y hacerse la idea de quién puede ser la persona que lo escribe o, tal vez, lo que haga creer que es, y que puede ser totalmente distinta si se las dijera en persona).
Para “ubicarme” en un ámbito general, estoy como músico en lo macro, moviéndome sin situarme en un lugar concreto de este macro (pero estoy allí). Si quieren puntos de referencia, es mejor preguntar a otros, como todos los nombrados y por nombrar, y ver que opinan, ya que son puntos de anclaje a algunas situaciones micro (como el “experimento de la doble rendija”).
Renata Anaya: ¿Por qué buscas «cansar» al auditor? Y si no es así, ¿por qué podrías creer que se cansaría escuchando tu obra?
Como explico en el extra que puse en el álbum «Veneno Libre«, hice este disco siguiendo lo que sentía de los vinilos antiguos de música electrónica de los 60-70, aproximadamente: algunos para mí son aburridos, lateros, cansadores, un suplicio llegar a escucharlos completos; por lo tanto, eso quería… cansarlos, aburrirlos, que fuera un suplicio. Aunque sinceramente creo que fallé, ya que para mí fue como “ok, me termina aburriendo, los imité bien”, pero para muchos ha sido como “está muy bueno” y eso va nuevamente en la percepción de las cosas y la forma de escuchar (como Schaeffer, que decía algo como “cada persona escucha según su entorno, forma de comprender las cosas y situaciones vividas”) y, como comenté antes, aunque uno le dé un significado el que escucha siempre le pondrá el significado que más le atraiga.
Creo que si hubiera puesto como objetivo que a mí me entretuviera, la gente terminaría aburrida y cambiando el álbum o quizás sería algo más genial. ¿Quién sabe?
Ahora, ¿por qué quería eso?… La mayoría busca hacer discos buenos, que agraden, que sean de buena calidad, etc. Yo los hago porque tengo x cantidad de obras y dan para hacer un álbum (o una idea que me gustaría ver si resulta, como la que originó este álbum): No me interesa mucho que suene bien, si agrada, si es interesante para el auditor, simplemente es porque tengo un lote de obras que pueden tener un contexto juntas y allí recién veo qué hago (aunque, como dije antes, cada obra tiene su forma de creación; aquí hablo más que nada de cómo se arma un álbum).
Si te aburres y cansas, bkn; si te gustó, genial; puse eso de “cansar” al auditor ya que en sí era la idea, pero no siempre las ideas salen como uno quiere y eso no es malo… es una oportunidad a tomar y considerar.
Gerardo Figueroa: ¿Qué le hace falta a la música nacional y, en ese contexto, cuál sería tu aporte?
Le falta hacerse de nuevo, pero difícil (aunque no imposible). Bueno, tal vez no debería ser tan crítico, pero le falta y mucho; sobre todo, le falta cultura a la cultura y eso incluye cultura musical. Creo que es lo principal, le falta cultura y más respeto de parte del mismo Chile (tanto como Estado como gente que lo conforma). La música nacional depende mucho del Estado para subsistir y se nota aún más ahora en pandemia. No existe un real sistema de mercado/industria musical nacional, solo un leve circuito donde todos tratan como pueden de sobresalir.
Además, influye mucho que los que tratan de ayudar terminan de cierta forma perjudicando: por ejemplo, para distribución de música en las radios, al final el artista termina pagando por hacer eso, pero no asegura que realmente te coloquen; por lo tanto, los que suenan es porque pagaron para eso y, aunque siempre ha existido esa práctica, ahora resalta aún más y tienen excusas para hacerlo (la ley del 20 % en la radio, de allí hablo de eso… deja terminar la idea), pero es cosa de poner la radio y ver que ponen a los mismos artistas de siempre y los que pagan son los que tienen sellos grandes, que pueden invertir en promociones, pero un artista chico invierte 30-40 lucas para mandar su canción a radios y no te aseguran que suenes allí, solo que descargarán el paquete donde va tu canción.
Si suenas, tienes muy buen contacto con los de la radio para que coloquen tus discos, te haces viral en internet o le pases los derechos de reproducción, como lo hago con Efímero… y aun así, el problema para esas radios es la SCD, que les pide las planillas de programación y les parece raro que alguien les pase los derechos (y por eso al final solo te pusieron con suerte 1 mes).
Otro caso es el de los fondos: la música (como casi toda la cultura) depende mucho de los fondos concursables (como puse antes, depende mucho del Estado) para sus proyectos y eso al final termina perjudicando. Si no te lo ganas, jodió todo tu proyecto, lo haces a pura inversión propia o vas con privados que solo buscan la forma de recuperar su inversión de la forma más rápida posible o limpiar su imagen dañada por alguna malversación de fondos.
No basta con hacer acuerdos con instituciones como universidades, porque muchas no firman contratos en estas áreas (como un trato para un festival donde todo estaba de palabra y no firmaron nunca, cosa tal que si ellos desconocían o modificaban el trato no había manera de comprobar cómo era inicialmente), por lo tanto, la cultura y la música viven una cuerda floja constantemente en peligro de caída.
Es complejo en sí, por eso digo “cambiar todo”, porque es desde las bases que debes llegar y construir algo nuevo (si quieres salvar lo bueno, OK, pero no por tratar de encajar eso bueno termines haciéndolo igual). Muchas buenas intenciones, pero pocas buenas acciones (más con la Ministra y sus frases).
Ahora lo del % en las radio… aunque sé que me voy a desviar a otro tema, porque saldrá la SCD.
Estoy en contra de ese % en las radios de música chilena. ¿Quiénes realmente están siendo favorecidos por dicho %?. Desde que salió la ley, como músico sigo viendo/escuchando que se mantienen los mismos artistas, solo que más repetidos; sale algo nuevo si se hace viral por internet o tienes un buen equipo detrás que invierta para aquel artista. Para los artistas chicos es difícil de hacer todo eso, los derechos de autor son tan relativos y controlados de forma tan dispareja y por tan pocos, que si no están inscritos en SCD no te aseguran que realmente te llegará $ por tus canciones.
Pueden decirme “pero algo es algo”, yo estoy en contra, ya que tratan de resolver un problema mayor con una solución parche, como para que se dejen de molestar, más que como una solución real y considero que “es mejor ir a las bases del problema y cambiar desde allí que tratar de apoyar un parche porque es lo único que tenemos y peor es mascar lauchas…”
Los pagos por los derechos de preferencia se lo hacen a la SCD y siento que esa institución no te considera si no eres socio, aunque aparezcas en las listas que piden a todas las radios, locales, bares, etc., con las canciones que colocan. Creo que no te consideran ya que, cuando hicieron una charla, quería participar y me respondieron: “es solo para socios”, pero su slogan era “para la música chilena” y siempre dicen que es “para la música chilena”, pero si quieres que te puedan ayudar, es para sus socios. Lo mismo con IMI: para optar a sus beneficios, pagas.
¿¿Qué pasa con los que escapan a todo eso??. ¿¿Quién controla que les paguen los derechos de autor a esos artistas que no están por ningún lado??.
La opción que tienes es Creative Commons, pero casi siempre es para cosas gratuitas: Si quieres cobrar por tus canciones o las ocupan en algún lugar, ¿¿quién te asegura que llegue tu pago si cuando uno quiere ir te responden “es para los socios”??.
Siempre es puro empuje de quien crea sus canciones ver como las promocionas, pero si te haces famoso, allí todos corren ofreciendo ayudarte, porque saben que podrán obtener $$ a costillas de dicho artista.
Uno de los cambios que haría es desaparecer la SCD como está ahora y dejar uno que sea universal, que no dependa de “los socios y sus beneficios”, que los pagos, que la cajita navideña, etc.
Un lugar donde automáticamente vemos tus derechos y sus pagos (no confundir con Dibam, que es para inscribir las obras); obviamente, te pediremos un % para poder gestionar todo, pero no es necesario estar inscrito, solo preséntanos cuáles son las obras, nosotros las vemos y te daremos todos los beneficios sin pedir estar inscrito, y según él % de ganancias, te pedimos un % por gestionarlos y juntarlos, aunque siempre debe salir beneficiado el artista. Es casi como las plataformas streaming, pero más grande.
Ahora, con el streaming tienes más opciones para darte a conocer y omitir pasos de industria musical más “clásica”, pero en algunos momentos llega a ser un cacho subir canciones allí, sobre todo para cosas experimentales (sin contar que en muchos lados pagas, pero si es free el % que se llevan en sí es aceptable).
A veces me pregunto cómo lo hace Merzbow para subir sus cosas. Cuando yo quiero subir algo, los frenos, mensajes de porqué no pueden subir el álbum, algunos que me tocan son como “esto es podcast”, “sonido ambiente”, “esto tiene muchos ruidos que parecen fallas de audio”, etc. Lo que muchas veces aburre, ya que debes estar buscando cómo subir las cosas y te das cuenta que buscan un estándar a la hora de subir, que debe sonar de cierta forma, que debe tener una calidad de sonido, que los nombres deben respetar algunas reglas de escritura, etc.
Uno de los que mantiene streaming más abiertos (y puedes subir tú mismo directamente) es Bandcamp, una buena opción si quieres recibir algo de $, solo él % de bandcamp (aunque tienen en el último tiempo, hay días que no cobran ese %, dejando toda la ganancia para el artista), y el % de PayPal, si no tienes otras cuentas para el pago…
Portaldisc también sirve (aunque debe rendir cuentas a la SCD) y está dispuesta a subir cosas raras (como unos álbumes midi que subí https://www.portaldisc.com/artista.php?artista=SIDE%20SETUP%20(READY%20SETUP). El único pero que le pillo a Portaldisc es que también cae en cobrar por mandar tus cosas a la radio, es un servicio que pagas 40 mil por un single, antes tenían la opción de mandar free según los espacios que quedaban en cada compilado que mandaban (o sea, si sobra tiempo podemos poner tu canción subida de forma gratuita), pero la única vez que lo probé nunca lo mandaron.
Ahora en lo que va más a lo musical, ya que estoy muy en lo comercial…
Lo primero, así de entrada, es una inclusión real de las mujeres compositoras y no porque en estos momentos es bien visto que tengas mujeres en tus festivales, obras, invitados, comunidad, etc., sino porque realmente ellas se lo merecen.
Me acuerdo de la madre de mi hijo, Stephanie Munizaga, quien fue la primera mujer en salir de la carrera de composición en Arcos. Fue algo importante, aunque pasó desapercibido para el mismo Arcos. ¿Está bien que fuera así?. Lo dejo a criterio de cada uno. El asunto es que si ese acontecimiento del 2013 hubiera pasado en estos momentos, es muy probable que si les dijeras “Es la primera mujer que sale en la carrera” le hacen la nota, le toman la foto, muestran en sus RRSS y enaltecen su figura, dejando ver en el fondo que tratan de mostrar que “incluyen”, sacando el provecho conveniente para promocionar su malla curricular.
Una situación un poco distinta sería cuando hicieron el homenaje a la compositora Sylvia Soublette y toda la programación era de compositores hombres europeos (agradecimientos a Alan García, que me hizo recordar esta lamentable anécdota el otro día). Fue como “oye, ¿es un homenaje a esta compositora y solo pones obras de otros, de otro país y, más encima, hombres?”
Eso es lo que se siente muchas veces con algunos sucesos musicales, que en vez de incluirlas de buena forma, tratan de promocionar mucho su inclusión y lo hacen mal…
Eso va por que ha sido mucho tiempo el “Club de Toby” en la música y se pillaron con un despertar que los dejó en “debemos hacer algo para no quedar mal”. Las artistas siempre están, pero su sistema se maneja de otra manera. Es muy interesante para mí, ya que manejan con otra visión su sistema musical y cuando una mujer organiza un festival o encuentro se nota de inmediato la diferencia con una organización solo de hombres… pero pasa desapercibido, ya que por mucho tiempo la música fue el club de toby, relegando a la compositora a casi un tercer plano.
Lo que falta es una verdadera unión de las visiones y no presionar dicha unión por no quedar mal parados ante los ojos de la sociedad…
Lo otro que falta también es fusionar y aceptar, pero ahora tanto desde el auditor como de algunos músicos, va con las nuevas tecnologías y las posibilidades que brindan junto con los sonidos más tradicionales. El otro día escuché la versión streaming que hicieron de la cantata Santa María de Iquique con mujeres, me gustó y me sorprendió que algunas de las voces masculinas ocuparan un corrector automático de tono (su auto-tune), algo que hace un tiempo atrás podía ser mal visto por los mismos artistas, pero ahora es “si lo tengo a mano, por qué no ocuparlo?”. Aunque la gente se tiende a ofender y considerar malo, como algunos que se ofendieron cuando el mismo Quilapayún hizo un feat con Pablo Chill-e. (Nota para la cantata, las voces femeninas le dan un toque diferente, me recordó mucho cuando estuve en un coro que la presentó con el Quilapayún Wang/Parada, cuando podían llamarse así. El toque de las voces femeninas en esa presentación fue muy interesante y volví a escucharlo en esta versión).
Volviendo al tema de la fusión de tecnologías, estilos y esas menudencias, sucede lo mismo en las universidades, que tratan de que todo sea “clásico” o guiado en esa línea (estoy hablando de universidades hasta el 2018, cuando tuve ciertas cercanías con ellas por diferentes motivos y situaciones; si en estos últimos 2 años hay cambios, favor hacédmelos llegar) y algunos omiten los ritmos tradicionales o los ritmos urbanos por considerarlos fuera de lo netamente Académico. Al final, sus alumnos aprenden aquellos ritmos por los carretes universitarios y porque es la música que más se escucha en las calles.
Y si alguno de los compositores ponen en sus obras “clásicas/contemporáneas” esos ritmos/estilos o tecnologías (me refiero netamente al auto-tune), tratan que sea como un color, una pequeña chasconeá, su “humorada”, más que una posibilidad real (algunos, no todos). Claro, existen músicos y compositores en la actualidad que hacen esas cosas, pero falta todavía un poco más, ese chasconearse no solo por humorada sino para realmente unir posibilidades sonoras.
Mi comentario desde el 2013 es algo del tipo “yo sería feliz si en el Festival Ai-Maako se presentaran obras con un rapero (**), si en el Festival de Música Contemporánea de la Chile estuviera una banda de cumbia con cervezas en mano y en la UC realmente hicieran selección de obras” (salvo que esto último cambiara hace poco, me entró la duda…), estando a nada de cumplir uno de aquellos (pero llegó el 18-10-2019…).
¿Mi aporte? Me acuerdo de los comentarios que muchos compositores y grupos musicales hacen de mi o me han dicho: recuerdo a Marcelo Espíndola y su frase “sí, eres el hincha wea N°1”, Carvallo creía que era un peligro para la música (y la CECh), Cecilia García-Gracia creía que tenía problemas mentales y hace poco el mismo Quilapayún me llamó “hijo de puta” por una situación ocurrida con un video subido en una página que administro.
Derechamente considerar esas opciones puede ser interesante, es como el que te jode mostrándote las fallas, el ctm odiable, el que te dice “ya que te fijas siempre en lo positivo, soy el que te muestro lo negativo”, el hijo de puta que te caga la onda (a todo esto, no encuentro sentido que “hijo de puta” sea un insulto, es el trabajo más complejo, ya que, literalmente, dejas que te violen para muchas veces poder tener $ con qué vivir; es el trabajo peor valorado y aun así es uno de los más necesitados y antiguos; dejarlo como un insulto es un insulto para ese trabajo).
El no poder saber realmente porqué es así, si es por inmadurez, por llamar la atención, por ambas 2 anteriores o por otros motivos, es lo que interesa. Y lleva a pensar “cómo toman realmente los demás lo que yo digo o hago”… eso sí con eso me llevo a muchos en el camino (como tu bien pusiste “el doble de riesgo, pero se lleva a todos”) y eso no lo hago por joder, simplemente salen así.
Y aunque no me quejo, si consideran que soy todo lo anteriormente comentado (y de la opinión que se pueda hacer de mi leyendo esto), si quiero ir más como sencillo, podría ser un aporte: cuando a algunos raperos le muestro que pueden fusionar sus cosas con sonidos más experimentales (los que me dejan, claro; algunos son muy cerrados, como algunos de la academia), explicar cómo conseguir un sonido a un compositor que está comenzando, darle su moneda al que canta en el metro o si te invitan a un festival piola (y que tus tiempos te permitan participar), ir con toda la disposición de que puede salir todo mal, pero tú estarás allí, ya que, al final, quien lo organizó trata de hacerlo lo mejor posible (claro, omito a esos que pagan con chela o no pagan, pero sacan la frase “te sirve para promocionar”). Creo que es mi aporte, pequeño pero que, muchas veces, puede tener cambios más grandes a largo plazo (a lo efecto mariposa).
Si, eso creo que puede ser: una mezcla de todo, dependerá del lugar, contexto y personas con las que me encuentro.
————
(*) CECh: Comunidad Electroacústica de Chile.
(**) Nota del editor: En el Festival Ai-Maako del año 2008, como parte del concierto «El gran baile», se presentó el proyecto «Brazo Armado», compuesto por Mika Martini y Materia Prima Hip Hop Machine, el que incluía al MC afroamericano Ceeza.
PARA DESCARGAR Y ESCUCHAR DA CLICK ACÁ
TRACK LIST:
01. LA 5 (Veneno Libre) (07:35)
02. LA 20 (Entre Rap) (14:00)
03. LA 13 (Trance) (20:34)
Tiempo total / total play: 42:16
Entrevista realizada por Mika Martini e invitados –
Pueblo Nuevo Netlabel – Ciudad Sonora
17 Enero 2021
Las opiniones expresadas en esta entrevista son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no necesariamente reflejan los puntos de vista del entrevistador o de Ciudad Sonora.